el gozo de la tía galleta y el bebébotón

En la vida hay encuentros que no pueden evitarse. Dios los hace y ellos se juntan. Lo inevitable es inminente. Si te toca, aunque te quites.

En la vida, hace poco más de 20 años, me encontré sentada a un lado de una de las mujeres más inspiradoras que conozco. Hace poco más de 17 años visité su casa cada madrugada, hace poco más de 7 años ella compartió su casa y su comida conmigo. Hace poco menos de 1 año recibió la llamada con la noticia de ser tía, y ella fué quien bautizó de incógnito al bebébotón, mientras esperaba con ansias su aterrizaje.

Hace apenas unos días mi hijo tuvo a bien acurrucarse en sus piernas, enséñandole de la dicha que es escuchar con atención a Pavarotti. Fue uno de esos encuentros inagotables. Irremediables. Es uno de esos encuentros que se obligan, de esos que me hacen feliz.