Llegué a casa a las 4pm para encontrarte perfectamente feliz. Hicimos pastel, cociné la cena, jugamos con los carritos y correteamos a los conejos. Hicimos betún para el pastel. 7.30pm y ya estabas cenándote el pastel embetunado con un vaso de leche con fresa. A la regadera a las 8pm y un ratito de ver la tele juntos antes de dormir. 8.45pm se apagaron las luces de tu cuarto. Te quedaste perfectamente acurrucado y en silencio. Rutina perfecta.
Son las 10.04pm y aun escucho tu voz. Ya deberías estar dormido pero te has dedicado a platicar con tu carrito, a jugar con la almohada y a hacer ruidos como si fueras un tren. Amo escucharte en silencio. Te escucho sin que sepas que estoy poniendo atención. Tu voz es nítida y tus frases cada vez más completas. Armas historias, imaginas cosas y juegas juegos que quizá yo nunca comprenda, o a los que quizá nunca me invites, y me parece fascinante.
Ya es hora de dormir ¿no crees?
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